El bosque ofrece siempre pequeños rincones con encanto. En ésta ocasión quería trabajar el agua de la cascada para que se mantuviera fresca y en movimiento al tiempo que conservar los brillos y los fondos de la zona de escorrentía a través de los diferentes niveles de la piedra. La acuarela está realizada en un papel Arches rugoso de 300 gr en tamaño 62×48 cm.